Crónica Allende la Sierra

Por Gregorio Sánchez Meco 2010

Leal Villa de El Escorial, cabecera del sexmo de Casarrubios

Una de las instituciones más antiguas de la historia española, son sin duda, las Comunidades de Villa y Tierra, surgidas a lo largo del proceso reconquistador y repoblador de los siglos XI y XII; se caracterizaron por constituir ámbitos territoriales, por lo general muy extensos (Universidad de la Tierra), en los que se integraban una serie de alberguerías, adegañas y aldeas, alrededor de una Villa, que solía dar nombre a aquella comunidad. Corresponderá a los grupos sociales dominantes de aquella Villa la administración de la Comunidad, mientras que la Tierra, inmersa en su alfoz, se subdividirá en sexmos y estos en concejos e instituciones administrativas de menor entidad.
Una de estas Comunidades de Villa y Tierra será la constituida en torno a la ciudad de Segovia que, en los inicios de la Baja Edad Media, se presenta como un baluarte defensivo con un entorno amurallado y fortificado, con sus torres y puertas. En los siglos posteriores (XIII, XIV y XV), a su imagen de seguridad, habrá de añadirse el aspecto majestuoso que le otorgará su iglesia catedral, los templos, palacios y casas propias de una burguesía cada vez más influyente y poderosa. El resultado: un núcleo urbano seguro, proporcionado y equilibrado que constituirá el orgullo de sus habitantes y la admiración de los vecinos de la Tierra.
Aquella caballería villana segoviana, tomando como eje vertebrador su ciudad, entre los siglos XI y XII constituirá un alfoz al norte de la sierra de Guadarrama en el que se integrarán los sexmos de San Martín, Las Cabezas, San Millán, La Trinidad, Santa Olalla, San Llorente, Las Posaderas y los lugares y aldeas de la mesa obispal y del cabildo de Segovia, y más tarde el Sexmo de El Espinar son los sexmos de aquende sierra.
Era tanta la pujanza y vitalidad de la villa segoviana y de aquella primitiva organización que, al tiempo que se consolidaba su estructura institucional en el marco geográfico de aquende sierra, sus gentes, de una forma espontánea, abrirán caminos, trazarán cañadas, crearán pequeños poblados y distribuirán tierras entre los grupos sociales dominantes. Se iniciaba así el proceso repoblador de lo que desde Segovia se denominó: allende sierra.
Será en una fecha tan tardía como 1302 cuando los Caballeros, Escuderos, Dueñas y Doncellas dominantes en una sociedad cada vez más feudalizada, lleven a cabo la integración económica, administrativa y política de los territorios situados al sur de la sierra de Guadarrama. Ya no es necesario que la Comunidad luche por la defensa de sus tierras, dado que la línea de frontera se ha trasladado mucho más al sur, ha llegado el momento de organizar el aprovechamiento comunal de montes, pastos, tierras de labor, etc, situadas allende sierra. Surgen así los sexmos de Valdelozoya, Casarrubios, Manzanares, Tajuña y Valdemoro.
Como institución viva que era, la Comunidad de la Tierra segoviana sufrió infinidad de avatares, transformaciones y cambios. En ocasiones conflictos militares tales como: la guerra de las Comunidades, la guerra de Sucesión y la guerra de la Independencia, alteraron su sistema de convivencia. En otras etapas surgirán conflictos internos en el marco de la propia Tierra, entre concejos, aldeas y Villas, que provocarán cambios en la organización institucional y en los distintos marcos geográficos.
Sin embargo, los dos elementos que pondrán al borde de la desaparición la Comunidad serán: en primer lugar, el nuevo marco provincial impuesto por Javier de Burgos en 1833. que consagraba el centralismo liberal; en segundo lugar, los diferentes procesos desamortizadores que, en su afán por el establecimiento de la propiedad privada, pusieron a la venta ingentes cantidades de bienes comunales y bienes de propios pertenecientes a la, por entonces agonizante, Universidad de la Tierra.
Cuando, a finales del siglo XIX y principios del XX, la burguesía estime consolidado plenamente su poder, considerará que viejas instituciones del Antiguo Régimen, transformadas y adaptadas a los nuevos tiempos, podrían cumplir una función importante. Resurge así, en un nuevo marco legal e institucional, la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia, entidad en la que las gentes de allende sierra, han encontrado como valores básicos, los siguientes:

Ante todo, la Universidad de la Tierra segoviana es una comunidad de espacios. Independientemente de las circunstancias históricas por las que ha atravesado la “madre tierra segoviana” – tanto los espacios enmarcados allende sierra como los localizados “aquende sierra – superando líneas de tiempo y saltando por encima de fronteras, ha constituido siempre una comunidad de espacios vertebrada por el eje invisible de su intrahistoria.
Comunidad de intereses económicos: El elemento definidor de la Comunidad de Villa y Tierra Segoviana, a lo largo de los siglos, tuvo un único principio: satisfacer, del mejor modo posible, las necesidades económicas de sus gentes. Eso explica normas, leyes, ordenanzas, códigos, etc, orientadas siempre a un mismo fin: situar los intereses comunitarios por encima de los individuales.
Cuando con la mentalidad actual, regida por el principio de propiedad absoluta, libre e individual, nos acercamos a los valores de nuestra vieja Comunidad, se hacen incomprensibles: baldíos, ejidos, dehesas al servicio de todos los ganados de la Tierra, derrota de mieses, comunidad de pastos, espacios al servicio del común, etc. Sin embargo nada tan coherente, nada tan racional económicamente, como las prácticas comunales, para hacer eficaz una economía basada esencialmente en la agricultura y la ganadería.
Muchas de las heredades compartidas se convirtieron en propiedades individuales, las prácticas comunitarias se las llevó el tiempo y la historia, la agricultura y la ganadería se han convertido en actividades cuasi marginales. Sin embargo, la Tierra de Segovia y la ciudad que le da nombre, siguen unidas por intereses económicos que le son afines y que justifican la existencia de nuestra institución.
Cuando en la España actual se habla de Mancomunidades Municipales como forma de reducir gastos y prestar mejores servicios, cuando en la Unión Europea se apoya y defiende la Europa de las Regiones y se entiende que la colaboración entre marcos espaciales puede ser un elemento esencial en su progreso económico, entidades como el Común segoviano, pueden ser un buen ejemplo en el mundo actual.
Comunidad de hombres: Las viejas Cartas Pueblas, de los núcleos de población integrantes de nuestra Tierra, están llenas de invitaciones a omes de otros lugares et non de término de Segovia, nin de villa, nin de aldeas de aquende sierra, nin allen sierra. Aquellas convocatorias repobladoras hicieron de Segovia y su Tierra, espacios de acogida de gentes llegadas de muchos lugares, de muchas fronteras, de muchas culturas, a quienes se les ofreció la posibilidad de compartir: tierras, derechos, obligaciones y un marco social solidario.
Segovia y la Tierra pronto comprendieron que, su Comunidad de espacios e intereses, sólo podría subsistir ofreciendo – a cuantos hombres y mujeres quisieran acercarse- el mundo solidario que los siglos medievales habían sido capaces de constituir. Hoy, cuando sobre la historia de la Tierra segoviana pesan centenares de años, aquella Comunidad de hombres, constituida en torno a la ciudad del acueducto y su alfoz, sigue abierta a otros omes de otros lugares.

Desde allende sierra, un saludo entrañable para las gentes de aquende sierra, y el abrazo comprometido de unos hermanos unidos por una Tierra común, una Ciudad orgullosa de su ingente patrimonio cultural y una historia solidaria, que un simple accidente geográfico como la sierra de Guadarrama, nunca pudo separar.