LABAJOS

En muchas ocasiones los nombres de los pueblos vienen determinados por algún accidente  geográfico destacado y así ocurre con este lugar.  La comarca de la Moraña, con la que limita Labajos,  y la zona occidental de la provincia de Segovia se caracterizan por la existencia de lagunas endorreicas, en muchos casos estacionarias y que aparte de proporcionar agua al ganado, algunas de  ellas  dan  al concejo un dinero al arrendarlas para la cría de tencas. En el centro del pueblo de Labajos hay una charca en la que puede admirarse al “Coloso” un hermoso barco que hace las delicias de los más pequeños.

Goza de una situación estratégica junto a la N.VI (Madrid-La Coruña) llamada anteriormente carretera general de Castilla que unía lugares como Madrid con un mercado de granos tan importantes como Arévalo o una feria como la de Medina, este factor determinó los oficios de muchos de sus habitantes antes, como puede verse en el catastro de Ensenada y ahora: arrieros, herradores, mesoneros, herreros, carreteros etc. al igual que sucede con otros pueblos del sexmo, como Villacastín o Navas de San Antonio colocados junto a la misma vía.

Limita con Muñopedro, Maello,Muñico, Las Gordillas y  Peromingo  convertidos algunos,como este último en caseríos privados. Tiene una extensión de 20,96 kilómetros cuadrados y ciento cincuenta habitantes.

Labajos no perteneció a la abadía de Párraces pero en ella adquirió muchas propiedades por compras, trueques y donaciones y como con otros muchos lugares mantuvo numerosos pleitos en unos casos fue por los mojones que dividían el término, en otros por el término de Muñico al que Párraces convirtió, como a muchos otros, en coto redondo. A comienzos del siglo XVI Labajos  trató de unirse a Muñico para enfrentarse a la Abadía, pero ésta puso pleito a Labajos y ganó dándose por nula la unión.  Después durante la guerra de las comunidades,  los vecinos de Labajos entraron en los montes de Muñico propiedad de la Abadía y talaron árboles y destruyeron los mojones, Párraces se quejó al emperador Carlos V que encargó al corregidor de Avila que investigase los hechos y castigase a los culpables, como así lo hizo con los vecinos de Labajos el diecisiete de octubre de 1521.

En el centro del pueblo se levanta la iglesia de San Pedro y en su interior encontramos  un gran retablo que según Mª Teresa González Alarcón es obra de Francisco de Prado que firma la escritura de ejecución el 8 de febrero de 1667, por un valor de 350 ducados. En 1668 se doro, pintó y estofó. La escultura de San Pedro, que lo preside sería anterior de hacia 1640.