MAELLO

Pertenece a la provincia de Ávila desde la división provincial de Javier de Burgos en 1833, pero sigue perteneciendo a la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia y dentro de ella a la cuadrilla de  Villacastín. Desde el punto de vista religioso siguió perteneciendo a Segovia hasta 1956 año en que se hicieron coincidir los límites políticos con los religiosos.

Tiene una extensión de 64,7 Km2 y en el año 2010 tenía setecientos catorce Habitantes, menos que en el año 1900 (mil doscientos setenta y seis), que se toma como base para recibir los repartos que la Comunidad hace de los beneficios producidos de sus montes, casas o alijares.

Maello contaba en 1752 con un monte alto de encina de novecientas obradas conocido con el nombre de El Encinar, de ellas cuatrocientas eran del concejo de las que dice, que al igual que las ciento ochenta y seis de monte bajo no le producen nada porque son a beneficio del común.

En el Archivo Municipal de Segovia se guarda una escritura referente a ese gran encinar. En mayo de 1793 D. Antonio Bartolomé administrador del abasto del carbón de la ciudad de Segovia firma una escritura con Bernardo Rivero vecino de San Pedro Hermundo municipio de Pol (Lugo) “fabriquero de carbón” por el que este se compromete a preparar cinco mil arrobas  de carbón en el monte de encina llamado El Encinar propio del lugar de Maello. La  conducción del carbón a Segovia era urgente y por ello antes de finalizar el mes de junio el carbón estaba hecho.

A los carreteros de varios lugares de la Tierra como Navas de Riofrío, San Cristóbal, Torrecaballeros, La Losa etc. se les encarga el trasporte del carbón a Segovia  diciéndoles que es urgente, ya anteriormente han hecho portes similares e incluso la Ciudad les ha adelantado dinero, pero los carreteros ponen excusas de que no pueden, respuesta falsa porque  se sabe que están haciendo portes para particulares. El tiempo pasa y llega el invierno, un invierno lluvioso y con varias nevadas y el carbón sigue en Maello a pesar de que se ha emitido a las justicias de esos lugares la amenaza del embargo de los carros. El carbón llegó finalmente a la ciudad en enero de 1794 muy estropeado por la humedad y con mucho más peso de lo normal en veinticuatro carros con tan solo mil cuatrocientas arrobas, menos de las que se habían contratado, en parte por la desidia del fabriquero por no haber vigilado el carbón.

En muchos pueblos de la Tierra de Segovia encontramos una alhóndiga o pósito este edificio es un almacén de granos en el que se guarda el trigo de un año  de abundancia, para socorrer a la población en años de escasez. La entrega no es gratuita, los receptores están obligados a devolver lo recibido y a pagar un interés que recibe el nombre de “creces”. Pueden depender de los ayuntamientos o de las autoridades eclesiásticas, en este caso tienen una función más benéfica o caritativa.

Maello tenía su alhóndiga dependiente del concejo. En febrero de 1659 Dionisio Frechel fiel de fechos al servicio del Ayuntamiento, da cuenta de que el trigo que se guardó en la alhóndiga en agosto de 1658 no tenía las condiciones adecuadas, se había metido excesivamente húmedo a causa  de las continuas lluvias de ese verano y había observado en la parte alta, a través de una  tronera, que algunos granos estaban húmedos y tiernos, e incluso algunos nacidos y con raíces y era de suponer que todo lo guardado en ese troje  estaba  igual. Además el estado del trigo no mejoraría con el tiempo, todo lo contrario  se agravaría más aún con el calor.

Por esa razón a los alcaldes y regidores les pareció conveniente, previa autorización del corregidor de la ciudad de Segovia, el prestar dicho trigo a los vecinos que se hallaban muy necesitados de él por haber sido los frutos del año anterior “estériles y haber quedado perdidos” y además vaciándola podrían salvar, tal vez, el grano que se guardaba en otra panera de un año antes.